La intensa vida social de mis nuevos vecinos está acabando con mi descanso y mi salud. Ayer me desperté sobresaltada en mitad de la noche a consecuencia de un golpe que hizo retumbar las paredes. Mi corazón latía desbocado y la adrenalina se arremolinaba furiosa por los rincones de la habitación. Pensé que habían tirado abajo la puerta del piso y estaba siendo atacada por un grupo de delincuentes.
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